Umanoides

La idea de que la agresión es solamente una respuesta a la frustración ha dado lugar a métodos defectuosos de educación de los niños; pues personas afectuosas y liberales han supuesto que si a los niños se les daba el suficiente amor y se les frustraba lo menos posible no mostrarían ninguna agresividad. Para sorpresa de los padres que han intentado establecer regímenes de máxima indulgencia y libertad, los niños se han transtornado emocionalmente y con frecuencia se han vuelto más agresivos que si hubieran estado sometidos a una disciplina más firme. Pues si los padres nunca afirman sus propios derechos como individuos, sino que se someten invariablemente a los deseos del niño, este último llega a creer o bien que es omnipotente y que cualquier capricho pasajero suyo debe ser satisfecho inmediatamente, o bien que la autoafirmación es mala y que no tiene justificación alguna buscar satisfacción para sí mismo. Más tarde, en la vida, las personas cuyos padres han actuado de ese modo muestran a menudo una alternancia entre los dos extremos. O bien no tienen pretensiones emocionales sobre otras personas, o bien tienen exigencias tan excesivas que nadie puede satisfacerlas.

Storr, A.: La agresividad humana.