Umanoides


Memorias del sótano by umanoideabstraccióndecharco
agosto 4, 2009, 6:31 am
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Reconozco que la idea de escribir algo era mucho más atractiva mientras me fumaba un cigarro en mi cocina de luz inmaculada. Mi lugar… esta silla, este monitor, esta habitación, no me prometen grandes cosas. Ya se encarga de las promesas la imaginación.

Qué tarde es, ¿no? Debería estar durmiendo como las personas saludables y equilibradas, el sol es quizá el motor inmóvil más plausible (por no decir el único), pero me resisto a cambiar este hábito de trasnochar para, así, fotosintetizar mis fuerzas dormidas y torturadas en la más magnánima de las inercias.

Les voy a confesar algo. Tan sólo he venido al mundo para conocer y sobrevivir a mí mismo, ¡eso es todo! Qué ridículo es intentar ser otro, ¿verdad? Imagino a cualquiera de ustedes poniendo todo lo necesario para ser otro y, francamente, se me desencaja la mandíbula. ¡Qué tontería eso de querer ser otro! Uno sólo puede ser más de sí mismo, pero no otro, porque… ¿qué otro albergamos sino el que llevamos conociendo desde que tenemos conciencia? A la historia del individuo me remito, en este caso, y para aumentar el egocentrismo en que se sustenta este post,  a mi historia.

¿Alguna vez alguno de ustedes  ha sentido su propia esencia? Algunos habrán torcido el gesto después de leer mi interrogante. No me extraña en absoluto, yo lo habría hecho si alguno de ustedes hubiese preguntado algo referido a una postura del Kamasutra. Es posible que mi desdén hacia su pregunta sea equivalente al de ustedes hacia la mía. Me estoy desviando del tema, les pido disculpas.

Mi esencia es la de un hombre que sólo ha venido al mundo a contemplarlo y a pensarlo, jamás se me ha pasado por la cabeza que yo pueda cambiarlo y, ni mucho menos, que sea posible curar su cáncer. Antes de que una idea acerca de algún acto heroico pase por mi mente, se me derretirá el cerebro de tanto pensar en cómo seguir viviendo sin hacer nada. ¿Pero acaso no albergo en mi naturaleza la posibilidad de actuar como todo hombre de acción? ¡Claro que sí! Mi naturaleza es tan completa como la de cualquier otro hombre de a pie, pero entonces… ¿por qué no abarco toda ella en lugar de quedarme sólo con una mitad? Confío en que gran parte de mis lectores no esperase una respuesta a este interrogante. Aquel que me conoce medianamente sabe de sobra que no tengo respuestas para mí, pero también sabrá que me esfuerzo con verdadera voluptuosidad en tan sólo descubrir la primera palabra de ésta.

¡Qué tarde es ya!  Me voy a desayunar antes de irme a dormir.